Cajón "desastre"

A diestro y siniestro

11 marzo, 2016

Me encanta la fotografía de portada. Refleja muy bien las diferencias entre ellos y nosotras, y entiendo perfectamente que los siete caballeros se queden absortos ante los encantos de la Maja desnuda. Sí, vuelvo a las andadas, que ya está bien de tanta delicadeza. Pero no teman, esta entrada no va sobre dimensiones ni comparaciones, sino de algo mucho más sutil: las diferencias entre hombres y mujeres, y el eterno debate entre lo innato y lo adquirido en nuestras actitudes.

En primer lugar debo recordar que todos tenemos, desde la concepción hasta las ocho primeras semanas de vida fetal, un cerebro de tipo femenino. Rambo, Schwarzeneger y el presidente Putin también fueron niñas en sus albores. De hecho, los científicos tienen plenamente asumido que la forma biológica en la naturaleza «por defecto» es la femenina. Después de la octava semana, los testículos del feto masculino comienzan a liberar testosterona que impregna los circuitos cerebrales y se produce el milagro de la metamorfosis: de la costilla de Eva surge Adán.

Las diferencias que existen entre el cerebro de la mujer y del hombre es un hecho ya bien constatado. Nos vienen legadas por el estilo de vida de nuestros ancestros, aquéllos cazadores-recolectores del Pleistoceno. De una manera muy sencilla diremos que los hombres tienen más desarrollado el hemisferio izquierdo: el racional, el que realiza las operaciones matemáticas, controla la visión espacial, elabora estrategias y toma resoluciones rápidas; mientras que las mujeres hemos desarrollado más el hemisferio derecho: el que regula el lenguaje, controla las emociones y la empatía, potencia la memoria, y permite deleitarse con el arte, la música y una buena conversación. Las enfermedades neuronales también tienen género: hay más mujeres con alzhéimer y más hombres con autismo. Adicionalmente, las mujeres tenemos mayor número de fibras nerviosas en el cuerpo calloso, el puente que une ambos hemisferios, lo que favorece una mayor habilidad para realizar varias tareas a la vez. Los investigadores ponen también de manifiesto que los hombres son capaces de dejar la mente en blanco, nosotras no (¿se puede no pensar en algo?), y por esta razón ellos administran mejor el estrés. Ciertamente, a estas mismas conclusiones llega cualquiera que lleve menos de un año conviviendo en pareja.

Propongo dedicar cinco minutos a pensar cuáles son nuestras mejores habilidades y ver si encajan o no en las generalidades anteriormente expuestas. Seguramente llegaríamos a la conclusión de la existencia de mayores diferencias entre los individuos de un mismo género que entre los de diferentes sexos.

En mi caso, el sentido de la orientación deja mucho que desear y me pierdo más que una bolilla de mercurio. De mi escasa capacidad para el manejo de cualquier aparato/utensilio que requiera ambas manos, mejor no hablar, porque hay muchos testigos entre mis lectores. Ahora bien, soy capaz de leer la letra chica de un envoltorio de caramelo, y lo que es peor, comentarlo. No obstante, cuando realmente me interesa una cosa, mis capacidades se disparan: puedo ver el plano de una ciudad en tres dimensiones y hasta resolver una ecuación diferencial. Esto me induce a pensar que gran parte de las discapacidades que mostramos son adquiridas, bien de forma voluntaria bien por sesgo cultural, y que el interés condiciona en gran medida nuestras destrezas.

Son también muy numerosos los experimentos que se han realizado con niños y niñas de muy corta edad, aún no condicionados por la educación y la cultura, para ver sus preferencias en el juego. Las conclusiones son contundentes: los juegos por sexos surgen en todas las culturas y lugares del mundo. Si de muestra vale un botón confieso que cuando fui madre primeriza leí aquellos libros sobre «cómo favorecer el juego no sexista en sus hijos», y compré a mi hijo juguetes con sentido y sensibilidad. Fracaso absoluto. El niño prefería salir al jardín para buscar palos y pegar mandobles a diestro y siniestro. Con las piezas de los legos hacía pistolas y se ataba las toallas de la playa al cuello para emular las capas de los superhéroes. Después de eso, reconozco que le he comprado todo tipo de material bélico en su infancia. Sin embargo, el juego de mis hijas siempre fue mucho más tranquilo; dedicaban horas y horas a interpretar vidas inventadas repletas de diálogos. El juego común solo se producía cuando las segundas requerían un superhéroe en la función.

Leo con entusiasmo que las empresas punteras de Silicon Valley lo tienen claro: tener equipos equilibrados de mujeres y hombres es mucho más productivo y rentable. El talento compartido es imprescindible y la creatividad surge de la convivencia. Las diferencias suman. Además se crea un ambiente de trabajo más sano y distendido, donde la seducción intelectual entra en juego disparando la imaginación y reduciendo la competitividad nociva. Aprovechar las habilidades de cada sexo es de sentido común ¿cómo rechazar el 50% del talento? De vez en cuando todavía aparece algún iluminado que habla del «toque femenino» en el trabajo, como si nuestra presencia fuera un adorno floral. Pobrecitos, no se han enterado de nada.

Afortunadamente, la evolución ha diseñado cerebros que procesan la información de manera diferente, pero complementaria. La igualdad consiste en crear un mundo donde los dos tipos de maquinarias se sientan cómodos. Ni por asomo hemos llegado aún a conseguirlo. La Maja desnuda invita a despojarnos de capas de prejuicios, inseguridades y convencionalismos, y a mostrar sin complejos nuestras diferencias.

© Fotografía: Elliot Ervitt

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7 Comments

  • Reply Horacio Roldán 11 marzo, 2016 at 8:37 pm

    Buenas días Rosa, comentarios científicos encantadores como siempre.

    Voy apuntar una línea de investigación por la que pienso que, después de un proceso evolutivo más o menos largo y coincidiendo con los estudios que realizó Mr. Charles Robert Darwin y desarrollan los neodarwinistas, las diferencias de género se irán difuminando y desaparecerá por completo lo masculino.
    Esta hipótesis de trabajo la fundamento en dos apreciaciones extraídas de la observación científica de la realidad actual.
    Primera, aunque no la principal, la violencia de género la ejerce el hombre hacia la mujer. Es rara la semana que los medios de comunicación no nos informan de un crimen o de un asesinato de alguna de ellas. Es evidente que cuando el proceso evolutivo de la humanidad avance a través de la educación, este indigno fenómeno irá terminando. O bien porque los hombres se educan o porque desaparecen los asesinos y el género de donde provienen, estos es, los hombres. Lo cual da pie a otra consideración.
    Segunda, son cada vez más las chicas que recurren al banco de esperma para evitar la convivencia azarosa con algún energúmeno de las características arriba señaladas. Hoy día todavía los hombres suministran los espermatozoides necesarios para la fecundación, pero la ciencia evolutiva tendrá que convenir que la fecundación del óvulo, en un plazo más o menos corto, será posible sin el concurso insignificante del ADN o del ARN que podrá ser obtenido por otros medios.
    La evolución, el predominio de los mejor adaptados y más fuertes, vencerá sin lugar a dudas lo femenino por su mejor adaptación sobre lo masculino.

    Entre seudociencia y bromas, un cordial saludo.
    QP Brother

  • Reply Rosa María Mateos Ruiz 12 marzo, 2016 at 8:48 am

    Querido brother,

    Una alegría su reaparición y siempre ingeniosos comentarios.
    Afortunadamente la gran mayoría de los hombres no matan a sus mujeres, sino que las respetan y admiran. Esta buena convivencia es el camino, y una educación, en el seno de la familia, donde los niños y niñas aprendan de forma innata (a través del ejemplo) a valorar al otro género. Siempre hago mucho hincapié en el trabajo. La independencia económica de la mujer es clave y fundamental; así como el escenario donde poder demostrar toda su valía. Como bien dices, hacen falta muchas generaciones y evolución para poner las cosas en su sitio. Sin duda, las féminas tenemos mejor capacidad de adaptación.
    Gracias siempre.

  • Reply Teresa Martín 12 marzo, 2016 at 6:34 pm

    Veo que por fin has encontrado un buen titulo para esta entrada, cuando yo no fui capaz. Es verdad que Julia y yo sólo jugábamos con Guille cuando necesitábamos algún superhéroe para algún teatro, o cuando necesitábamos que alguien nos hiciera las marionetas de papel. En cualquier caso, Guille también necesitaba a alguien que se riera de sus chistes «malos». La conclusión es que todos necesitamos de otra persona. Te felicito por este estupendo trabajo.

    • Reply Rosa 12 marzo, 2016 at 7:15 pm

      Si, los chistes de Guille siempre han sido muy malos, pero el chiquillo se ha prestado a todos vuestros inventos sin protestar.
      Confío que la vida, Teresa, sepa colocar tu talento en el sitio que merece, y te brinde un mar de oportunidades para poder desarrollarlo. Por mi parte, pondré todo lo que esté en mi mano para tu felicidad.

  • Reply HOMO SAPIENS "CANIJUDIENSIS" 13 marzo, 2016 at 12:45 pm

    Después de leer su nueva entradilla me permito, por una vez y sin que sirva de precedente, en aras de la provocación, el entretenimiento y, porqué no, de una justa reivindicación, volverme esta vez sí (con tilde) políticamente incorrecto.
    Siguiendo sus consejos intenté dedicar cinco minutos a pensar cuáles son nuestras mejores habilidades y ver si encajan o no en las generalidades por usted expuestas. Tengo que confesar que me sobraron 4 minutos y 58 segundos pues desde el tercer segundo mi mente entró en estado ZEN y/o REM, a gusto de cada cual, y estuve un buen rato, como usted diría, no pensando en nada (?)…
    Creo que puedo explicar esta rara habilidad o don que la naturaleza ha tenido a bien concedernos a los hombres considerados como género (grupo al que pertenecen los seres humanos de cada sexo, entendido este desde un punto de vista sociocultural en lugar de exclusivamente biológico) masculino.
    Estar en o tener una actitud ZEN significa ser plenamente consciente del momento presente, esto ayuda a liberar estrés, ansiedad, frustración e ira; concentrarse en los pensamientos positivos y las acciones que ayudan a relajarse y a responder de una forma equilibrada a los problemas cotidianos.
    El estado o sueño REM es la etapa donde ocurren la mayoría de los sueños, donde paradójicamente los cerebros están muy activos a pesar de estar profundamente dormidos.
    Todo esto viene a cuento porque quién de los homos sapiens, que no femmes, después de un agradable paseo vespertino por bellos parajes naturales cogido de la mano de su pareja femenina; o durante una romántica cena a la luz de juguetonas velas aromáticas frente a la mujer de sus sueños, o acurrucado junto a su mujer bajo la confortable mantita viendo en la tele la película de turno; o después de… abrazado a su siempre amada y deseada compañera;… no ha escuchado pronunciar alguna vez la tan temida (recelar un daño, en virtud de fundamento antecedente) y fatídica (que anuncia o pronostica el porvenir, especialmente si anuncia desgracias) frase…
    EN QUÉ PIENSAS CARIÑO?
    Des de la “diestra” li va confirmar el fet que Goya va saber plasmar sense complexos les seves belles i evidents diferències.

    • Reply Rosa 13 marzo, 2016 at 3:58 pm

      Veo que no solo es usted «sapiens» sino también «habilis».
      Solo puedo decirle que me da mucha envidia, ya me gustaría llegar a mi en dos segundos al estado ZEN y REM. No obstante, ya sabe que las prisas no son buenas compañeras.
      Si hay algo que me encanta del género masculino es ese compañerismo que muestran entre ustedes; especialmente cuando han de defenderse.
      Bon vespre!!!!

  • Reply El comienzo del Jarama. Rompiendo barreras entre Ciencia y Literatura 9 junio, 2018 at 1:29 pm

    […] Las diferencias entre sexos. Enormes ventajas para la cooperación. […]

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