Después de su estrepitosa decepción como dramaturgo, Agustín Valeriana retomó con energía el negocio familiar. Aceptó el envite de su padre para agarrar las bridas de “La Dormilona”, un comercio de colchones y almohadas que inauguró su bisabuelo durante el periodo de entreguerras. El bisabuelo Jacinto padecía de narcolepsia, que entonces no tenía diagnóstico ni cura, lo que le llevó a probar todos los sofás, camastros, sillas, sillones, canapés y chaise longues de la ciudad. Fue así como se hizo un experto en la materia. La anécdota que durante un siglo se viene repitiendo en las comidas familiares recuerda el casamiento de la única hija del bisabuelo: el padrino se quedó frito en la banqueta de terciopelo, en posición fetal hasta que acabó la ceremonia. Aunque el monaguillo hizo todo lo posible por interrumpir el sueño de don Jacinto, finalmente hubieron de sacarle a hombros en estado yacente, como en una procesión de Semana Santa.
La compañía de teatro Maravillas era un auténtico guirigay. La actriz que hacía de Bernarda Alba, en la función de las ocho, estaba liada con el actor que encarnaba a don Juan Tenorio, en la función de las diez; la señora Abadesa de las…
Extrapolar. ¿Alguna vez has viajado en una canción? Si tuviera que definir con un único término la novela que sostienes en las manos, sería “extrapolar” en ese sentido. Todas las palabras que componen Canción de mayo están vivas. No porque hablen u otorguen movimiento…
El Niño del Farolas aprobó la secundaria por los pelos. En el colegio privado consideraron que hacer repetir al hijo del alcalde hubiera sido una desconsideración. En la universidad ya no tuvo tanta suerte; no porque el profesorado no estuviera dispuesto a pasarle…
El comisario Bermúdez había pillado por fin a un pez de los grandes; la pena es que la pieza estuviera más tiesa que la mojama y no pudiera sacarle la más mínima declaración. El mayor narcotraficante del país había sido encontrado con un tiro…